dijous, 3 de febrer del 2011

Antoni Calvet, 'Gaziel'

Agustí Calvet Pascual (Sant Feliu de Guíxols, Girona, 7 de octubre de 1887 – † Barcelona, 1964) fue un escritor y periodista catalán, conocido bajo el pseudónimo de Gaziel. Nació en el seno de una familia burguesa que emigró a Barcelona cuando él era aún un niño, pese a lo cual siempre se mantuvo en contacto con su localidad natal. En 1903 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad de Barcelona, impulsado por el deseo paterno de que ganase una notaría. Más tarde se matriculó en la Facultad de Letras, su verdadera vocación. Vivió unos meses en Madrid, donde se doctoró en 1908. Allí tuvo la oportunidad de tratar a diversas figuras de la época, como Bonilla y San Martín –su querido maestro–, Ramón y Cajal, Luis Simarro, Unamuno, Galdós y Valle-Inclán.

Inició su carrera periodística en La Veu de Catalunya, la revista de la Lliga Regionalista. En 1911 comenzó a trabajar en el Institut d'Estudis Catalans, fundado poco antes por Prat de la Riba. En la capital francesa, donde se había trasladado para profundizar sus conocimientos, vivió el estallido de la Gran Guerra, sobre lo cual dio buena cuenta en sus crónicas para La Veu. Estos trabajos no gustaron a Prat de la Riba (que dirigía La Veu) y sí, en cambio, a Miquel dels Sants Oliver, que por entonces era todavía colaborador con el periódico de la Lliga. Esto llevó a Gaziel a incorporarse a La Vanguardia para escribir sobre el París de la Primera Guerra Mundial. Sus crónicas sobre la guerra fueron muy leídas en toda España y le consagraron como periodista. Desde entonces y hasta 1953, utilizó casi exclusivamente el castellano, lo que le valió no pocas críticas por parte de los sectores más catalanistas. En el diario barcelonés, que durante la República llegó a ser uno de los que tenía más tirada de toda España, transcurrió buena parte de su carrera periodística e incluso llegó a dirigir el diario entre 1920 y 1936. En esa época se convirtió en el periodista político más admirado y en el líder de opinión de la burguesía liberal y democrática, que era el público natural de La Vanguardia.

Al estallar la Guerra Civil, se exilió. Suya es la frase: "Si de la República han de estar ausentes las derechas, cuando mandan las izquierdas, y luego, cuando son las derechas las que gobiernan, las izquierdas han de enloquecer y lanzarse a la revolución, no habrá, no ha habido todavía, verdadera democracia en España. Como tantas otras cosas, la democracia aquí no es más que un nombre de raíces clásicas y de contenido extranjero". Regresó a España en 1940, acuciado por el avance nazi en Europa. Fue procesado y absuelto por las autoridades franquistas. Se estableció en Madrid, y comenzó a escribir en catalán libros de memorias y de viajes. Ya septuagenario, regresó a Barcelona donde retomó con entusiasmo la escritura en su lengua materna, tratando de reconciliarse con el catalanismo de su juventud.

Republicano íntegro y de talante moderado, laico y demócrata, amante de su tierra y su lengua, más federalista que nacionalista, murió a la edad de 77 años y dejó un legado literario formado por ocho libros en castellano y catorce en catalán. Josep Benet, en el prólogo a la Obra Catalana Completa (1970) que publicó póstumamente la Editorial Selecta, valoró así su contribución: «Probablemente ha sido el escritor político más inteligente que ha dado la derecha catalana en este siglo». Para muchos es considerado el primer periodista "moderno" del estado español, y el primero en dar una óptica internacional a sus escritos.


Es autor de la frase: «No serán las voluntades de los hombres sino las leyes de la Historia las que alterarán la actual estructura de la Península Ibérica; la mejor forma de producirse esa evolución será dentro de una Europa unida».

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